Lo arrugo pero antes de tirarlo me
entra esa curiosidad absurda que no es más que un síntoma de
inseguridad y descarrío vital. - Ese papel podría haber cambiado tu
vida de haberlo leído. No lo leíste pero ahí estaba la clave.
Ahora te vamos a mostrar un vídeo resumen de cómo hubiera sido tu
vida a raíz de aquello- Así que despliego el papel y leo: “Los
chinos y su concepto del chi.” ¡Los chinos se podrían meter su
concepto del chi por el culo! Ya estoy harto de que me avasallen con
papelitos por las calles, papelitos sectarios. Me pregunto qué tipo
de gente irá a esa clase de charlas. Gente peor que yo, con un vacío
existencial capaz de abrazar cualquier doctrina con tal de aferrarse
a algo. Gente sola, desesperada. Gente con ganas de mejorar, eso sí.
Y con mucho tiempo, eso también. Me imagino una congregación de
viejas místicas que a la salida de la conferencia se intercambian
recetas macrobióticas mientras fuman como posesas. Joder, ahora que
lo pienso no pinta tan mal el evento. Iría sólo para verificar mis
sospechas. Otra vez esa insalubre curiosidad que al final me va a
hacer guardar el papel en lugar de tirarlo. Sí, lo guardo, en el
bolsillo, aunque sea para dejar de pensar en algo tan insustancial
como el destino. Puagg, el destino... No hay concepto más chaquetero
y oportunista que ése. El destino, El amor y La felicidad se podrían
ir de vacaciones, los tres. A ver si se aguantaban. Acabarían
haciendo un trío con látigos y mordazas. La Felicidad protestaría
después de unos cuantos zurriagazos. El amor se sentiría utilizado
en medio de tanto sexo animal y El destino sería el primero en
ponerse los pantalones y salir corriendo con la justificación
oportuna de que éso era lo que había de ocurrir si se juntaban los
tres. Menuda pandilla de vendedores de humo. Ahora en el supermercado me acuerdo de
la chica del ascensor, era guapísima, nunca he viajado con una chica
tan guapa en un ascensor. Ahora que lo pienso, mi boca nunca ha
estado a tan pocos centímetros de la boca de alguien así. ¿Es
digno de mención o no? Equiparable a batir un récord. Hay que
constatarlo de alguna manera. Ahí queda. Constatado. Pensar en lo
demás es insufrible. Si alguna vez ella se desnudase ante mí lo
haría como Cleopatra ante sus esclavos, tratándome como a un simple
animalucho. Yo me sublevaría, claro. Aunque luego en los ascensores
mire hacia el suelo. Yo quiero comprar Belleza. He
ido directo a la esquina donde las amontonan en packs de 6, pero
detecto un agente externo que me obstruye. Qué rabia me da ir a por
algo y que alguien esté en medio y pueda observar con detenimiento
el producto que estoy escogiendo. Una chica con abrigo marrón parece
que se ha montado un despacho improvisado encima de todos los
paquetes de 6. La tía está apoyada encima de las botellas,
escribiendo sin parar en una libreta, consultando a la vez el
teléfono móvil. Genial. Esto es lo que se llama no tener vergüenza.
La desfachatez de la gente me deja de piedra. Me da mucha pereza
tener que dirigirle la palabra, no tengo porqué. Y el tema del agua
lo tengo mirado con lupa. Belleza
tiene un residuo seco a 180ºC de 26. Infinitamente inferior al resto
de marcas. Que si mineralización débil, que si mineralización
fuerte, que si es más dura o es más blanda, que si es más alta en
bicarbonatos o más baja en nitratos... ¡Mentira! ¡Todo mentira! En
lo que realmente hay que fijarse cuando uno lee la etiqueta de un
agua mineral es en el residuo seco. Y punto. El resto es puro
márketing. Ni Fontzoya, ni
Lajarrón, ni Solán
de Vacas están a la altura de
Belleza. La chica del
abrigo marrón continúa a lo suyo pero yo me agacho, alargo un
brazo, desgarro un plástico y logro sacar la botella. ¿Alguien
creía que iba a irme con otra marca?
"Descalzos en un columpio" Capítulo 1.
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